Sin embargo con el respeto y la razón
que se merece el premio Nobel, y también “los monos”, el internet y las redes
nos abren un mundo de posibilidades, y nos abren ventanas para poder llegar a
todas las esferas tanto políticas como sociales y económicas sin el filtro burocrático
y hasta discriminatorio que muchas veces nos pone la interacción que
pretendemos con los dueños del poder; que muchas veces (casi todas) en el argot
político son dueños del poder por “suerte” ya que las elecciones nos están hechas
para ser ganadas necesariamente por el “más intelectual”, llevar saco y corbata
no te vuelve más inteligente, si acaso te vuelve más egocéntrico a veces, pero
la corbata no piensa…
Somos una generación con nuevas
herramientas que como todo lo que se ha dado en la humanidad debemos
utilizarlas de manera responsable y correcta. Necesitamos ideas nuevas,
necesitamos utilizar esas herramientas que la globalización nos brinda para
cortar esa barrera absurda de los procedimientos verticales, barreras que la
industria privada hace mucho entendió que no da resultados pero se sigue
aplicando en muchos gobiernos del estado.
Don
Mario y lo cito a él por ser una de las personas más importantes y críticos de
las redes en su ensayo “el fin de la cultura” hace referencia a la
trivialización de la cultura, es decir, cada vez preferimos más la diversión y
lo que nos entretiene y dejamos de lado lo que amplia nuestra mente, como el
conocimiento puro de hechos reales, concretos y de investigación; con ello me
es imposible no pensar en el más representativo ejemplo de la “basura
televisiva” como lo son los realities de competencia de educación física, programas
que cada vez acaparan más tiempo tanto en la tv como en las redes e idiotizan más
a las personas con sus fantasías absurdas y banales; sin embargo la culpa no es
del todo de ellos, ni de los productores, ellos no tienen la culpa de ser
estúpidos, sino gran culpa la tenemos en casa los padres por no filtrar
programas o manejar horarios en el núcleo familiar, allí está el detalle, el
facilismo de evitar pelear o imponer orden a los hijos. Padecemos una especie
de síndrome de Estocolmo, donde lo malo al final termina siendo bueno, porque
le agarramos cariño.
Si
pretendemos dejar un legado con proyección a una sociedad justa para nuestros
hijos, debemos comenzar a cambiar desde nosotros, no podemos echarle la culpa a
otros de nuestros fracasos, eso nos convierte en mediocres y de esos hay
muchos.
Hoy
se abre esta tribuna, libre, independiente que pretende utilizar las
herramientas que nos brinda la globalización que a veces es mal utilizados por
algunos “jóvenes”, y hacer llegar el punto de vista no solo de una persona sino
de una sociedad que reclama lo justo, será una ventana que estará abierta a
decir la verdad a todos, con el único objetivo de contribuir con el desarrollo
social.
Un día como hoy cumple años el tesoro
más grande de mi vida (mi hija) hace nueve años llego al mundo a iluminar mi
vida y esta fecha fue elegida en honor a ella como el inicio de este gran reto,
este será parte de mi legado para ella, con convicción, firmeza y verdad; Este
es un sueño que comienza a convertirse en realidad, toda persona tiene derecho
a perseguir sus sueños pero antes hay que despertar. Despertemos y hagamos
realidad lo que deseamos…
(R.
TORRES)
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